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Bandera roja a la velocidad del conocimiento

04.02.2015 11:13

Los primeros automóviles que circularon por el mundo estaban obligados a llevar a una persona avisando del peligro con una bandera roja delante de ellos. Eran realmente artilugios muy peligrosos, capaces incluso de provocar la muerte a las personas que, pese al gran estruendo que sus motores producían, no eran capaces de reaccionar a tiempo y eran atropelladas.

Además, con esta medida se evitaba que las velocidades fueran altas ya que la persona que portaba la bandera no corría, sencillamente iba andando delante. Por aquel entonces también se decía de ellos que provocaban la "desasocialización" de sus usuarios, los cuales perdían el auténtico contacto con los demás y con su entorno maravilloso, que perdían igualmente, la noción del tiempo y del espacio al desplazarse sin esfuerzo de un lugar a otro. Y que si, tal y como se preveía en su momento, las velocidades fueran mayores, podría causar grandes daños a la salud de los usuarios. Tal fue el caso del ferrocarril, que tuvo sus serios estudios cuando llegó a los 40 Km/h para saber si una deceleración "tan brutal" ocasionaría graves daños a los que viajaban en él. Incluso la muerte.

En definitiva, era un artilugio peligroso y antisocial. Hoy por hoy todas estas cuestiones no son relevantes en nuestro conocimiento o nuestra forma de ver la vida pese a las muertes anuales que en todas partes donde hay automóviles se causan, ni que decir de accidentes de tren o avión. Nadie se plantea la deceleración de un tren AVE, la altura de una avión, ni las cicatrices que en la naturaleza han hecho y sufre por las carreteras y autopistas. Los desdibujos  que una autovía hace en la sociedad de una población cercana, su descentralización, su olvido, su recuerdo, su facilidad para llevar sus productos y recibir los de otras comunidades. Y así un largo etcétera que no es el caso ahora.

En la escuela hemos tenido y tenemos nuestras propias banderas rojas.

Hoy tenemos una gran bandera roja en la mayoría de los centros educativos de España, una enorme y prohibidora  bandera delante de los dispositivos móviles con acceso a Internet como los teléfonos inteligentes y las tablet. Igual que en su día se censuraba el acceso a la red desde las aulas de informática de los "coles" e "Instis" en un esfuerzo sobrehumano -porque fue imposible hacerlo- para evitar que los alumnos pudiesen acceder a algo que no estuvieran hartos de ver en su día cotidiano camino a la escuela o de vuelta a casa y que al final abrió las puertas que querían ponerle a ese campo. Nuestro campo. El campo del conocimiento.

Tenemos una gran bandera roja a todo conocimiento que no salga de la tiza y la boca del maestro o profesor. En definitiva no dejamos que los estudiantes alcancen mayor velocidad no sea que atropellen a alguien que no pueda, pese al ruido enorme que levantan,  verle venir ¿A quién atropellarán? Tenemos miedo por falta de información si una deceleración brutal del conocimiento puede ser tan perjudicial como algunos vaticinan, en definitiva si no son ellos ni los profes capaces de frenar lo aprendido para volverlo a aprender. De cambiar sobre la marcha la forma en que se han distribuido las tareas para volverlas a plantear.

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